Policías antimotines se enfrentaron con jóvenes que arrojaban piedras en el centro de Atenas ayer, provocando el pánico entre las familias navideñas y los clientes de los cafés.
Padres aterrados recogieron a sus niños de un carrusel navideño en la plaza central y huyeron.
Un grupo de jóvenes se apartó de una manifestación pacífica y empezó a lanzar piedras y bombas incendiarias a la policía, que respondió con gases lacrimógenos.
Minutos más tarde, los manifestantes griegos lanzaron bombas incendiarias y piedras contra la policía en las puertas del Parlamento, en el decimotercer día de protestas desde que las fuerzas policiales mataron a un adolescente.
Paralelamente, los paron sindicales obligaron a la cancelación de numerosos vuelos y a cerrar oficinas públicas.
Manifestantes con banderas rojas chocaron con la policía que acordonaba el Parlamento e intentaron quemar un árbol de Navidad situado en una plaza delante del edificio. La policía lanzó gases lacrimógenos para dispersarlos.
"Abajo el Gobierno de sangre, pobreza y privatizaciones", decía una de las pancartas que llevaban los 7,000 manifestantes.
Las protestas, desatadas hace casi dos semanas por la muerte del muchacho a manos de la policía, van dirigidas contra las reformas económicas y sociales del Gobierno, así como el fracaso en proteger a los griegos de la crisis económica mundial.
Otro estudiante resultó herido de bala ayer, pero había confusión en cuanto al incidente, dijeron las autoridades.
El jueves hubo también manifestaciones de sindicatos, estudiantes y profesores en la ciudad de Tesalónica, en el norte del país, así como en la isla de Creta.
Las peores protestas en décadas en Grecia, que siguieron al asesinato del joven de 15 años Alexandros Grigoropoulos, alimentaron frustación por la situación económica y el avance del desempleo juvenil.
Los disturbios han causado cientos de millones de euros en daños en Atenas y estremecieron al Gobierno conservador, cada vez menos popular.
"No acabaremos sólo porque sea Navidad. Continuaremos e intensificaremos nuestras protestas en el próximo año", dijo Stathis Anestis portavoz de la federación sindical del sector privado GSEE, que participó en manifestaciones contra el gobierno.
Un paro laboral de tres horas de los funcionarios aeroportuarios suspendió totalmente los vuelos, salvo los de emergencia.
El transporte urbano quedó congelado, mientras que médicos y profesores abandonaron sus puestos de trabajo, lo que recordó la huelga general de 24 horas de la semana pasada.
Padres aterrados recogieron a sus niños de un carrusel navideño en la plaza central y huyeron.
Un grupo de jóvenes se apartó de una manifestación pacífica y empezó a lanzar piedras y bombas incendiarias a la policía, que respondió con gases lacrimógenos.
Minutos más tarde, los manifestantes griegos lanzaron bombas incendiarias y piedras contra la policía en las puertas del Parlamento, en el decimotercer día de protestas desde que las fuerzas policiales mataron a un adolescente.
Paralelamente, los paron sindicales obligaron a la cancelación de numerosos vuelos y a cerrar oficinas públicas.
Manifestantes con banderas rojas chocaron con la policía que acordonaba el Parlamento e intentaron quemar un árbol de Navidad situado en una plaza delante del edificio. La policía lanzó gases lacrimógenos para dispersarlos.
"Abajo el Gobierno de sangre, pobreza y privatizaciones", decía una de las pancartas que llevaban los 7,000 manifestantes.
Las protestas, desatadas hace casi dos semanas por la muerte del muchacho a manos de la policía, van dirigidas contra las reformas económicas y sociales del Gobierno, así como el fracaso en proteger a los griegos de la crisis económica mundial.
Otro estudiante resultó herido de bala ayer, pero había confusión en cuanto al incidente, dijeron las autoridades.
El jueves hubo también manifestaciones de sindicatos, estudiantes y profesores en la ciudad de Tesalónica, en el norte del país, así como en la isla de Creta.
Las peores protestas en décadas en Grecia, que siguieron al asesinato del joven de 15 años Alexandros Grigoropoulos, alimentaron frustación por la situación económica y el avance del desempleo juvenil.
Los disturbios han causado cientos de millones de euros en daños en Atenas y estremecieron al Gobierno conservador, cada vez menos popular.
"No acabaremos sólo porque sea Navidad. Continuaremos e intensificaremos nuestras protestas en el próximo año", dijo Stathis Anestis portavoz de la federación sindical del sector privado GSEE, que participó en manifestaciones contra el gobierno.
Un paro laboral de tres horas de los funcionarios aeroportuarios suspendió totalmente los vuelos, salvo los de emergencia.
El transporte urbano quedó congelado, mientras que médicos y profesores abandonaron sus puestos de trabajo, lo que recordó la huelga general de 24 horas de la semana pasada.